



En abril, pasada la Semana Santa, Andújar pasa del dolor y el silencio cristiano a la alegría. Comienzan con entusiasmo los preparativos para la celebración de su fiesta mayor, el último fin de semana del mes y es dificil describir la ansiedad y nerviosismo de los iliturgitanos ante el momento cumbre que se aproxima: LA ROMERIA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA.
El lunes, martes y miércoles de la semana grande, Andújar se engalana, cuidando y embelleciendo todos los detalles. En rejas y balcones se cuelgan mantones y flores para dar color y belleza a sus casas. A modo de alfombra se cubren de arena las calles del recorrido para dar seguridad al paso de las caballerías. La ciudad recibe en estos días la visita de miles de peregrinos venidos de todos los lugares de nuestra geografía.
El jueves por la tarde se celebra la ofrenda floral a la Morenita, cuya imagen, que es una réplica de la que descansa en el santuario, es colmada de flores traídas por los iliturgitanos ataviados con el traje regional.
El viernes llegan a la ciudad las cofradías filiales siendo recibidas por el pueblo, en el egido del puente viejo sobre el rio Guadalquivir. También dan la bienvenida a los recién llegados jinetes con hermosas mujeres a la grupa y amazonas ataviadas con sus mejores galas.
Casi al amanecer del sábado los cohetes llaman a los romeros, para comenzar la subida al santuario. Cientos de carretas, jinetes y amazonas emprenden el camino lanzando gritos de alegría a la multitud ¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!
En la dehesa del Lugar Nuevo, espera impaciente una multitud que en vehiculo han subido por carretera, que entre cuestas y curvas (algunos dicen que 365) han sido testigos de unas vistas y paisajes de increible belleza, todo ello en plena sierra de Andújar. Allí tiene lugar el encuentro con los peregrinos venidos por el camino viejo, es la hora de la comida, del baile y el cante en una indescriptible alegría de convivencia. A la caida de la tarde se colocan las monturas y las carretas en posición, para hacer las ultimas etapas del camino. Una vez en el Cabezo las cofradías se sucenden en el interior de la Iglesia saludando a la imagen y las calzadas son una marea de peregrinos, algunos de rodillas o descalzos cumplen promesas a la Virgen.
Con el amanecer del Domingo se espera el momento culminante, algunos romeros han estado toda la noche cogidos a las andas para no perder su sitio en el momento de la procesión.
La cofradia, multitud de carretas, caballerías y todos los que pernoctaron en el Santuario, emprenderán el regreso el lunes por la mañana, haciendo una parada en el lugar Nuevo para almorzar, por la tarde, toda la Ciudad de Andújar sale a recibir a la Cofradía cansada del camino pero con un espiritu renovado para afrontar un nuevo año de espera hasta volver a vivir la Romeria de su Virgen de la Cabeza.
Rosi Amaro